Sudáfrica, anfitrión de la reunión del Grupo de los 20 trató de salvar las conversaciones internacionales sobre la lucha contra la pobreza en el mundo, mientras los jefes de finanzas de varias de las principales economías se ausentaban de esta reunión celebrada en un contexto de recortes de la ayuda exterior.

La reunión de dos días se produce después de que la administración Trump anunciara planes para recortar su brazo USAID y de que Reino Unido recortara su presupuesto de ayuda en 40% para desviar fondos hacia el gasto en defensa.

Las disputas sobre el comercio, la guerra de Ucrania y la forma de abordar el cambio climático llevan tiempo dificultando que el G20 avance seriamente en los retos mundiales, pero las últimas ausencias corren el riesgo de socavar aún más su credibilidad.

Scott Bessent, Secretario del Tesoro de Estados Unidos, no asistió. Tampoco asistieron los ministros de Finanzas de China, Japón, India y Canadá, ni el máximo responsable económico de la Unión Europea. Otros acortaron su presencia.

“Ahora es más importante que nunca que los miembros del G20 trabajen juntos”, dijo el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.

Las ausencias de alto nivel reducen las posibilidades de llegar a un acuerdo sobre un comunicado significativo al final de la reunión.