Hace mucho que afinaron tácticas los dirigentes de la CNTE y no le tienen asco a la violencia, es cierto; pero hace tiempo que sus movilizaciones son muy rentables, al aprovecharlas para sus pugnas grupos políticamente poderosos.

Sus amenazas han subido de tono y quieren imponer condiciones y retan a la Presidencia de la República al amenazar con nuevos bloqueos en CDMX, con un paro nacional, si no aceptan sus demandas y adelantan la reunión en Palacio convenida para el 8 de mayo.

Hace cuatro décadas, 40 años, una dirigencia sindical retó a la Presidencia, financió profusamente a la oposición y amenazó que si caía la dirigencia petrolera caía el Gobierno. Y en 1989 ocurrió “el quinazo”. Mienten quienes dicen que fue para legitimar la elección, la elección estaba legitimada por Fidel Castro Ruz, ícono de las izquierdas, al asistir como invitado especial a la toma de posesión de Carlos Salinas.

Desapariciones, piedra en el zapato

Quizá, como dice el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, hay demasiadas omisiones en el caso del Rancho Izaguirre que, es probable que por más pericia federal que se utilice, la conclusión será a presuntos responsables de las omisiones.

Quizá, como dicen, en el Rancho Izaguirre hay unas pocas tumbas clandestinas porque se empleaba fundamentalmente para entrenar como sicarios a quienes eran levantado como leva para las bandas del crimen organizado.

Pero es innegable que, mientras las madres buscadoras han topado desde hace más de un sexenio con la insensibilidad de las autoridades, sólo en los medios tradicionales, periódicos, radio y televisión, los únicos que han dado voz al dolor de las madres buscadoras y contado como tantas veces han sido asesinadas. Mentirá quien diga otra cosa del rol de los medios.

Reforma, valladar para lucha anticrimen

Es realista la aceptación de que la Reforma Judicial es ya un hecho y que la atención del Gobierno de la República estará en que la elección de jueces, magistrados y ministros salga más o menos.

El hecho incontrovertible es que para el próximo otoño la República entrará en lo que en este generoso espacio de El Economista, se calificó como “mar ignoto”, pues la mayoría de juzgadores que sean elegidos no tendrán experiencia judicial.

El problema probablemente será que, aunque el Gobierno de la República esté satisfecho de contar con poderes judiciales sometidos a la voluntad del Ejecutivo, la inexperiencia de los elegidos podría ser un valladar para administrar justicia a las bandas del crimen organizado. Veremos.