La empresa estadounidense de gestión de residuos Clean Harbors abandonó el martes su plan para tratar en la ciudad de Baltimore las aguas contaminadas por el descarrilamiento de un tren en East Palestine, Ohio, informan medios locales.
La decisión se tomó en respuesta a la preocupación de las autoridades de Baltimore por la capacidad de la instalación seleccionada para tratar las aguas tóxicas con eficacia y por su posible impacto ambiental en la ciudad.
La semana pasada, las autoridades locales se enteraron de que la empresa ferroviaria Norfolk Southern, operaria del tren siniestrado, había contratado a Clean Harbors para transportar una enorme cantidad de agua contaminada desde el lugar del descarrilamiento hasta Baltimore, donde sería vertida en el anticuado sistema de alcantarillado de la ciudad para después llegar hasta la problemática planta de tratamiento de aguas residuales de Back River.
No obstante, el alcalde de Baltimore, Brandon Scott, decidió denegar a la empresa la posibilidad de verter las aguas residuales pretratadas en el sistema de alcantarillado de la ciudad.
Además, el año pasado, las autoridades del estado advirtieron que la planta de Back River estaba al borde de un “fallo catastrófico”, y hace menos de un mes, uno de los edificios de la instalación sufrió una gran explosión.
Hasta la fecha, sigue sin estar claro a dónde se llevarán los 675.000 galones (más de 2,5 millones de litros) de aguas residuales que estaba previsto que fueran a Baltimore.