Siete investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC) reportaron problemas de salud a principios del mes pasado mientras estudiaban el posible impacto del derrame tóxico en East Palestine, Ohio, informó CNN el viernes.
La agencia federal confirmó a ABC News que el 6 de marzo los miembros del equipo informaron de una serie de síntomas similares a los que experimentaron los residentes de la zona afectada, como dolor de garganta, dolor de cabeza, tos y náuseas.
“Los síntomas se resolvieron para la mayoría de los miembros del equipo esa misma tarde y todos reanudaron el trabajo de recogida de datos del estudio en 24 horas. Los miembros del equipo afectados no han notificado efectos continuados en su salud”, reza el comunicado de los CDC. Dado que los síntomas de los investigadores mejoraron poco después de abandonar la zona, el incidente no se comunicó al público, comentó un oficial.
El pasado 3 de febrero, un tren que transportaba sustancias químicas descarriló en East Palestine, provocando un gran incendio que obligó a evacuar a la población de las inmediaciones. Tras el suceso, los habitantes de la localidad reportaron inusuales problemas de salud.
Después del accidente, especialistas comenzaron a liberar al aire sustancias tóxicas procedentes de vagones cisterna que quedaron volcados. Durante la combustión controlada se liberaron en el aire cloruro de hidrógeno y fosgeno, un gas tóxico utilizado como arma en la Primera Guerra Mundial, entre otros.
Además, a mediados de marzo expertos químicos advirtieron que los niveles de sustancias cancerígenas en Ohio son cientos de veces superiores al umbral seguro.
No obstante, funcionarios del Gobierno y representantes de Norfolk Southern, empresa propietaria del tren, han garantizado en repetidas ocasiones que el aire y el agua potable de la zona son seguros.