El fenómeno natural dejó en el país una estela de muerte y destrucción, dejando a más de 380 personas muertas.
Los soldados retiraron los escombros de algunas zonas de Myanmar, controladas por los militares, donde las inundaciones y los corrimientos de tierra provocados por el tifón Yagi y las lluvias monzónicas a principios de mes dejaron más de 380 muertos y 89 desaparecidos, según los medios de comunicación estatales.
La cifra de muertos en Myanmar fue superior a la suma total de todos los demás países del sudeste asiático afectados por el devastador tifón, que mató a casi 300 personas en Vietnam, 42 en Tailandia y cuatro en Laos, así como a 21 en Filipinas, según el Centro de Coordinación de la ASEAN para la Asistencia Humanitaria.
El general Min Aung Hlaing, jefe del gobierno militar de Myanmar, dijo durante una ceremonia celebrada el fin de semana para aceptar donaciones en efectivo para las zonas afectadas por las inundaciones que 384 personas murieron y casi 150.000 resultaron afectadas por las inundaciones, según informó el periódico estatal Myanma Alinn.
Los esfuerzos para llevar ayuda y contabilizar las víctimas y los daños han sido lentos, en parte debido a las dificultades de comunicación con las zonas afectadas.
Otro periódico estatal, Global New Light of Myanmar, informó de que el personal militar, policial y de bomberos estaba participando en la limpieza de las zonas afectadas por las inundaciones, incluida la capital, Naypyitaw, así como los estados de Shan y las regiones de Mandalay y Bago. También estaban ayudando a reparar carreteras y puentes.
Afirmó que se estaban realizando trabajos de limpieza en monasterios budistas, escuelas, hospitales, clínicas y oficinas gubernamentales, y que los equipos médicos estaban prestando servicios de atención sanitaria.
Según un informe se estima que 887.000 personas, incluidas las que ya se encuentran en campos de desplazados, se vieron afectadas en 65 municipios del centro y el este de Myanmar.
Se produjo una destrucción generalizada de viviendas, fuentes de agua e infraestructura eléctrica, y las escuelas, los lugares religiosos y las tierras de cultivo han resultado gravemente dañados o se han derrumbado por completo, según el informe.
Se necesitaba urgentemente agua potable, alimentos, medicamentos, ropa y refugio, según el informe.
