Taiwán inició tres días de ejercicios militares mientras aumentan las preocupaciones sobre posibles recortes al presupuesto de defensa debido a disputas legislativas entre los dos principales partidos políticos de la isla.
Los ejercicios comenzaron en el norte con maniobras de tanques en una base en Hsinchu que cuenta con anticuados tanques CM-11, que están siendo reemplazados gradualmente por los Abrams M1A2T recién adquiridos de los EE. UU. El reemplazo marca una gran mejora a pesar de algunas quejas sobre el peso de los nuevos tanque y su probable eficacia para prevenir un posible desembarco chino.
Las tropas llegaron en vehículos blindados de transporte de personal, mientras helicópteros Apache y S-70 sobrevolaban el lugar, proporcionando reconocimiento y fuego de cobertura.
Con el equipo que Taiwán opera actualmente, el oficial de comunicaciones está en el terreno para coordinar ataques aéreos, dijo el capitán del ejército Chuang Yuan-cheng de la 542 Brigada Blindada en el condado de Hsinchu, justo al sur de la capital de Taipei. Eso les permite guiar los helicópteros para que “el fuego terrestre y el fuego aéreo estén sincronizados”, dijo Chuang.
El ejército exhibirá su sistema antimisiles Patriot III, destinado a contrarrestar una de las armas más potentes de China contra la isla de 23 millones de habitantes. Y el jueves se realizarán ejercicios antisubmarinos frente al puerto más grande de Taiwán, Kaohsiung, considerado la mejor vía para que China reabastezca a sus tropas en caso de que establezca una cabeza de playa en la región fuertemente defendida.
Los simulacros anuales se llevan a cabo en el período previo a las vacaciones del Año Nuevo Lunar para tranquilizar a la población sobre la capacidad de Taiwán de enfrentar las amenazas de China y para impulsar el reclutamiento. Taiwán tiene una acumulación de pedidos de Estados Unidos por unos 20.000 millones de dólares en sistemas de armas, mientras moderniza sus cazas M-16 y desarrolla sus propios submarinos. También ha ampliado el servicio militar obligatorio a un año.
Sin embargo, el gobierno ha advertido que las nuevas enmiendas legales que se están considerando podrían forzar un recorte del 28% en el presupuesto de defensa al alterar la forma en que se distribuyen los fondos entre los gobiernos centrales y locales.
Eso a su vez podría reducir la voluntad de Estados Unidos y sus aliados como Japón y Filipinas de ayudar a Taiwán en caso de un enfrentamiento armado con China, dijo el secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, Joseph Wu, a los legisladores el mes pasado.
La legislación está siendo impulsada por el principal partido de oposición, el Partido Nacionalista, que se ha unido al pequeño Partido Popular de Taiwán para oponerse a la agenda legislativa del gobernante Partido Progresista Democrático.
Actualmente Taiwán gasta alrededor del 2,4% de su PIB, o aproximadamente 20.000 millones de dólares, en gastos militares cada año.
China ha respondido furiosamente a todas las ventas de armas estadounidenses a Taiwán, diciendo que la unificación con la isla es inevitable y advirtiendo que Washington está “jugando con fuego”.
Ni la intimidación militar, ni la coerción económica ni los llamamientos a su ascendencia china común parecen estar funcionando entre la población de Taiwán, cuya gran mayoría está a favor del actual estado de independencia de facto.