Después de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, diera el anuncio de la imposición de aranceles a la industria automotriz, varios mandatarios extranjeros criticaron rápidamente estas declaraciones, en una señal de que Trump podría estar intensificando una guerra comercial más amplia que podría afectar el crecimiento a nivel mundial.

El primer ministro canadiense, Mark Carney, afirmó que este es un ataque directo, pero en Canadá se defenderá a los trabajadores, las compañías y a su país.

Mientras que en Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lamentó la decisión de Estados Unidos de apuntar a las exportaciones de autos de Europa y prometió que el bloque protegerá a los consumidores y a los negocios.

Señaló que los aranceles son impuestos, algo que es malo para los negocios y peor para los consumidores tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, lo mencionó en un comunicado y añadió que la rama ejecutiva de la UE evaluará el impacto que tendrá la decisión de Trump, así como otros aranceles estadounidenses que se tiene previsto sean anunciados en los próximos días.

Sus impuestos plantean el riesgo de desencadenar una guerra comercial global más amplia con represalias cada vez más altas que podrían hundir el comercio global, potencialmente perjudicando el crecimiento económico mientras aumentan los precios para las familias y las empresas a medida que algunos de los costos de los gravámenes son trasladados por los importadores.