Los aranceles sobre las importaciones de autos empezarán a cobrarse a partir del 3 de abril, informó.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá aranceles del 25% sobre las importaciones de automóviles, una medida que, según la Casa Blanca, fomentaría la fabricación nacional, pero que también podría ejercer presión financiera sobre las automotrices que dependen de las cadenas de suministro globales.
La Casa Blanca espera recaudar 100.000 millones de dólares anuales mediante los aranceles, pero podría ser complicado debido a que las automotrices estadounidenses se abastecen de piezas de distintas partes del mundo.
Con esta alza de impuestos a partir de abril es probable que las automotrices enfrenten mayores costos y menores ventas.

Sin embargo el presidente Trump alega que los aranceles conducirán a que se abran más fábricas en Estados Unidos y al término de lo que considera es una cadena de suministro ridícula en la que piezas de automóviles y vehículos terminados son fabricados en Estados Unidos, Canadá y México.
El presidente Trump se ha mantenido a favor de los aranceles a las importaciones de automóviles, que ha dicho será una política definitoria de su presidencia, apostando a que los costos generados por los impuestos harían que una mayor parte de la producción se traslade a Estados Unidos al tiempo que ayudan a reducir el déficit presupuestario.
Pero las empresas automotrices estadounidenses y extranjeras tienen plantas en todo el mundo para acomodar las ventas globales y al mismo tiempo mantener precios competitivos, y podría tomar años para que las empresas diseñen, construyan y abran las nuevas fábricas que Trump está prometiendo.
Muchos analistas señalan que con esta imposición se incrementaran los precios en los automóviles, dejando a más familias, excluidas de poder tener uno nuevo.

Los aranceles sobre las importaciones de autos empezarán a cobrarse a partir del 3 de abril, informó Trump. Si los aranceles se transfieren íntegramente a los consumidores, el precio promedio de un auto podría subir por unos 12.500 dólares, una cantidad que podría alimentar la inflación general.
Algunas partes de los aranceles a México y Canadá se han suspendido, incluidos los impuestos sobre automóviles, cuando los fabricantes de vehículos automotores se opusieron y Trump respondió dándoles una prórroga de 30 días que está programada para expirar en abril.
El presidente también ha impuesto aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, eliminando las exenciones de sus gravámenes anteriores de 2018 sobre los metales. También planea imponer aranceles sobre los chips de computadora, medicamentos farmacéuticos, madera y cobre.
Los asesores de Trump sostienen que los aranceles a las importaciones de Canadá y México tienen como objetivo detener la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Pero el gobierno también quiere utilizar los ingresos de los aranceles para reducir el déficit presupuestario y reafirmar la supremacía de Estados Unidos como la economía más grande del mundo.

El presidente mencionó los planes del fabricante de automóviles surcoreano Hyundai para construir una planta de acero de 5.800 millones de dólares en Luisiana como prueba de que los aranceles traerían de vuelta empleos manufactureros.
Un poco más de un millón de personas están empleadas en la fabricación de vehículos de motor y piezas en el país, aproximadamente 320.000 menos que en el 2000, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Otros 2,1 millones de personas trabajan en concesionarios de automóviles y piezas.
El año pasado, Estados Unidos importó casi 8 millones de automóviles y camionetas ligeras por un valor de 244.000 millones de dólares. México, Japón y Corea del Sur fueron las principales fuentes de vehículos extranjeros. Las importaciones de piezas de automóviles ascendieron a más de 197.000 millones de dólares, encabezadas por México, Canadá y China, según el Departamento de Comercio.
