Las olas de calor, un fenómeno meteorológico extremo, se han convertido en el asesino silencioso más mortífero asociado al cambio climático, según un alarmante informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y otras instituciones internacionales.
Preocupada por el impacto del calentamiento global en la salud y el bienestar humanos, la OMM dio a conocer a través de su estudio, con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que este fenómeno climático extremo cobra la vida de 489,000 personas al año.
El informe destaca la necesidad de mejorar los sistemas de alerta y prevención de olas de calor, como la que en el verano de 2022 cobró la vida de 60,000 personas en Europa. Además, se advierte que la mortalidad relacionada con el calor extremo podría estar subestimada, siendo potencialmente 30 veces mayor de lo que se reporta, debido a la falta de datos completos y la falta de coordinación efectiva entre alertas sanitarias y meteorológicas en muchos países.
Las regiones más afectadas por las olas de calor son Asia, con un 45% del total de muertes entre 2000 y 2019, y Europa, con un 36%.
Un estudio reciente publicado revela que las personas mayores son las principales víctimas del aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor, con un aumento del 68% en la mortalidad en este grupo de edad en tan solo 15 años.
El año 2023 ha sido especialmente cálido, con un inicio marcado por la influencia de El Niño, un fenómeno asociado al aumento de temperaturas en el Pacífico. Las temperaturas récord registradas durante varios meses han generado preocupación sobre la posibilidad de que este sea el año más cálido jamás registrado. El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, enfatizó que prácticamente todo el planeta ha experimentado olas de calor en este año, y la influencia de El Niño podría empeorar la situación.
La OMS destaca la conexión entre la crisis climática y la salud, ya que además de generar fenómenos meteorológicos más extremos, contribuye a brotes epidémicos y enfermedades no infecciosas. El cambio climático también amplía las zonas de riesgo para enfermedades como el dengue y la malaria al proporcionar un entorno más propicio para los mosquitos transmisores.
La polución atmosférica es un factor importante que aumenta con las olas de calor y se estima que es responsable de siete millones de muertes prematuras anuales. Este vínculo entre cambio climático y salud es una preocupación creciente que debe abordarse.
El informe subraya que un 50% del exceso de mortalidad causado por el calentamiento global en 2050 afectará al continente africano, destacando la desigualdad en los impactos de la crisis climática.
Para mitigar los efectos negativos del cambio climático en la salud, es imperativo mejorar el monitoreo satelital de enfermedades sensibles al clima y fortalecer los servicios de información climática que alerten a la población sobre olas de calor y otros fenómenos, como la concentración de polen alergénico. El informe advierte que solo la mitad de los países afectados por olas de calor cuentan con sistemas de alerta por altas temperaturas.
Los Estados más vulnerables necesitan entre 194,000 y 366,000 millones de dólares más de financiación al año, según la octava edición del “Informe sobre la Brecha de Adaptación” de la organización, publicado este jueves y titulado “Infrafinanciado. Infrapreparado. Inversiones y planificación inadecuadas para la adaptación climática dejan al mundo expuesto”.
Esas cifras crecieron más de un 50 % en el último año, después de que la financiación bilateral y de organizaciones multilaterales hacia los países en desarrollo bajara un 15 % en 2021 (hasta los 21.000 millones de euros) y mientras los impactos de la crisis climática no hacen más que crecer.