El presidente Javier Milei se dirigió a una multitud de agricultores en dificultades, con gorras planas y suéteres tejidos en casa que lo ayudaron a llegar al poder, pero que se han vuelto cada vez más impacientes con su progreso, y prometió eliminar los impuestos a las exportaciones y rescatar la industria agrícola clave de Argentina.
Los poderosos productores agrícolas del país dicen que están dispuestos a darle al libertario más tiempo para cumplir con sus promesas de libre mercado.
Pero muchos agricultores están desilusionados porque, siete meses después de la presidencia de Milei, siguen limitados por controles cambiarios laberínticos, impuestos a las exportaciones aplastantes y un tipo de cambio poco competitivo.
“Dijimos que íbamos a levantar las restricciones y lo hacemos todos los días”, dijo Milei en la convención anual La Rural de Argentina, donde durante una semana el enorme predio de exposiciones de Buenos Aires se convierte en un gran patio de granja repleto de vacas soñolientas y caballos relinchantes. “Nadie está tan ansioso como nosotros, y yo en particular, por salir de este modelo desastroso en el que el Estado, mediante retenciones y restricciones, expropia el 70% de lo que produce el campo”.
Las multitudes gritaban y vitoreaban. Según cuentan los agricultores, ese modelo de populismo descontrolador confiscó su riqueza para redistribuirla entre las masas improductivas y devastó el exuberante cinturón cerealero que convirtió a Argentina en una de las economías más ricas del mundo hace un siglo.
Argentina sigue siendo uno de los mayores productores de ganado y cereales, pero sus distinciones más dudosas incluyen estar acosada por una de las cargas de deuda más altas del mundo y las tasas de inflación anuales más altas.
Hasta ahora, bajo el liderazgo de Milei, la industria agrícola argentina es esperanzada, pero realista, dijo Nicolás Pino, director de la Sociedad Rural Argentina, el lobby de la agroindustria del país.
A principios de esta semana, la Confederación Rural Argentina, uno de los principales grupos de productores del país, aumentó la presión sobre Milei con una dura declaración en la que lamentaba el fracaso del gobierno en eliminar el impuesto injusto, arbitrario y distorsionador” a las exportaciones agrícolas que, según dijo, “asfixia a nuestros productores.
El presidente Milei ha priorizado equilibrar las cuentas del gobierno y controlar la inflación, promesas clave de campaña que espera puedan evitar que la opinión pública se vuelva en su contra mientras su campaña de austeridad golpea duramente a los argentinos.
Pero los líderes agrícolas dicen que estos objetivos se han logrado a costa de otras promesas de campaña para liberar el libre mercado y poner fin a la intervención estatal de mano dura.
Milei ha tomado medidas para aumentar los impuestos y apretar su control sobre el tipo de cambio, contradiciendo su ortodoxia libertaria y avivando la frustración entre los agricultores.