A partir de 2020 se instrumentó una estrategia integral para recuperar el control de los centros penitenciarios respetando los derechos humanos
Recientemente se publicó el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2023 (DNSP), elaborado anualmente por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). El DNSP evalúa diversos aspectos de la vida en reclusión, incluyendo la integridad de las Personas Privadas de la Libertad (PPL), la estancia digna, las condiciones de gobernabilidad, la reinserción social y los grupos vulnerables. Este análisis, considerado el mayor referente nacional, ha sido publicado desde 2006.
El sistema penitenciario del Estado de México (Edomex) es uno de los más complejos del país. Es el sistema más grande en términos de población, con poco más de 35 mil Personas Privadas de la Libertad (PPL), número de centros penitenciarios (21) y sobrepoblación (más del 160%). Pero, ¿qué mejoras registró el Edomex de acuerdo con el DNSP? En el ranking nacional, se avanzó de la posición número 14 en 2022 a la 10 en 2023. Se registraron mejoras en los rubros de integridad de las PPL, estancia digna, condiciones de gobernabilidad y reinserción social, así como la tendencia general de mejora.
Al mismo tiempo, la Penitenciaría Modelo fue el centro penitenciario mejor evaluado a nivel nacional, mientras que el Centro Penitenciario Otumba Tepachico alcanzó el sexto lugar, de entre 264 centros penitenciarios evaluados. Otro logro destacado es que en el Sistema Penitenciario Nacional hay solo siete centros penitenciarios con más de cinco mil personas privadas de la libertad, y la mejor calificación entre estos la obtuvo el Centro Penitenciario Nezahualcóyotl Bordo, seguido en tercer lugar por el Centro Penitenciario Ecatepec.
Estos resultados se dan en un contexto en el que, a inicios de 2018, el Sistema Penitenciario del Estado de México enfrentaba un clima de ingobernabilidad generalizada, con una serie de motines, riñas colectivas y fugas, entre 2016 y 2018, que cuestionaban la capacidad de las autoridades para manejar estos eventos. Estas incidencias coincidieron con una caída en las calificaciones del DNSP, pasando de 6.73 en 2015 a 6.21 en 2019.
Además, el año 2023 cerró como el más exitoso en términos de seguridad y gobernabilidad, ya que se logró llevar a tasa cero las fugas, motines y riñas colectivas, así como una disminución histórica en la tasa de homicidios y violencia al interior de los centros penitenciarios. A partir de 2020, se instrumentó una estrategia integral con dos grandes objetivos: recuperar el control de los centros penitenciarios respetando los derechos humanos y promover la reinserción social efectiva mediante un modelo de gestión penitenciaria. Las acciones más importantes incluyeron el traslado de internos prioritarios a centros de alta seguridad, operativos sorpresa para incautar objetos prohibidos, rotación de personal, establecimiento de módulos de seguridad especial, mejora de infraestructura, fortalecimiento de tecnologías de vigilancia y la aplicación del Modelo Integral de Reinserción Social.
Otro rubro que no puede ser subestimado es el trabajo de inteligencia en los sistemas penitenciarios. Un sistema penitenciario bien ordenado, basado en la recopilación y análisis de información precisa, permite identificar y neutralizar las redes de delincuencia que operan tanto dentro como fuera de las cárceles. Al mejorar las condiciones de seguridad y gobernabilidad dentro de los centros penitenciarios, se disminuye la capacidad de los delincuentes para coordinar actividades delictivas. Además, la implementación de estrategias de inteligencia facilita la detección temprana de conflictos y la prevención de incidentes violentos. Esto no sólo mejora la seguridad interna, sino que también tiene un impacto directo en la reducción de la incidencia delictiva en la sociedad en general.
Si bien se lograron avances significativos, la sobrepoblación y el hacinamiento, con constante tendencia al alza, siguen siendo los mayores obstáculos para que la autoridad pueda garantizar que las personas privadas de la libertad tengan acceso a la seguridad, dignidad, un mínimo de desarrollo personal y los servicios penitenciarios estipulados por la ley. La continuidad de las mejoras dependerá del correcto funcionamiento de todas las estructuras institucionales, acompañado de una estrategia integral para disminuir la sobrepoblación.
Un sistema penitenciario eficaz y bien gestionado, que utilice el DNSP como herramienta, respaldado por una sólida labor de inteligencia penitenciaria, contribuye significativamente a la estabilidad y seguridad pública, y crea un entorno más seguro para todas y todos.
*Agradezco los valiosos comentarios de Jacobo Olaf Rodríguez García que fueron de suma importancia para estas líneas.