Un grupo de científicos ha advertido de varios virus que han permanecido congelados en el permafrost del Ártico durante miles de años y que podrían ser liberados a consecuencia del calentamiento global, lo que generaría un riesgo de brotes de enfermedades desconocidas.
El permafrost, que cubre una quinta parte de la superficie del hemisferio norte, está formado por suelo que se mantiene a una temperatura que ronda los ceros grados centígrados durante un largo período de tiempo, algunas capas durante cientos de miles de años, carece de oxígeno, es obscuro, perfecto para preservar material biológico; así lo indicó Jean-Michel Claverie, científico de la Universidad de Aix-Marsella, en Francia.
El permafrost ha sufrido varios problemas por su derretimiento, sobre todo en Alaska (EE.UU.) y Siberia (Rusia) a causa del cambio climático, ya que estas regiones se están calentando cuatro veces más rápido que el resto del planeta.
Los investigadores apuntaron a que existe otra amenaza peor que el deshielo del permafrost; es la desaparición del hielo marino del Ártico.
La situación provocaría a largo plazo incremento en el transporte marítimo, el tráfico y desarrollo industrial en Siberia; afectando de manera seria las operaciones como la extracción de petróleo y minerales, con lo cual se expondrían de manera alarmante grandes cantidades de patógenos.
El permafrost podría contener enfermedades que padecieron nuestros ancestros o virus tan antiguos, conocidos como virus zombi, que nunca han impactado a nuestra especie. Contener un posible brote debe ser una prioridad
Ante este panorama, los investigadores proponen el establecimiento de instalaciones de cuarentena, con el propósito de que los especialistas logren identificar y tratar oportunamente los primeros casos de una enfermedad provocada por algún ‘virus zombi’, evitando así que se propague a otros lugares.